Según cuenta dicha leyenda urbana, se trata de un ascensor localizado en el edificio Napier de la Universidad de Adelaida. Durante mucho tiempo este ascensor se ha ido portando de una forma extraña; a menudo los botones no responden a lo que se le pide, y si subimos al de noche, siempre nos llevará a la sexta planta independientemente de la que hayamos elegido.
Todo comenzó cuando una joven alumna se había retrasado en la entrega de su trabajo, por lo que el profesor le dio la oportunidad de dárselo más tarde. Por ello, esta chica se quedó realizando trabajo hasta altas horas de la madrugada en la Universidad. Finalmente se dirigió al despacho del profesor y metió el trabajo por debajo de la puerta. Al dirigirse al ascensor para irse a su casa pudo ver la figura de un hombre que andaba dirigiéndose hacia ella con un paso torpe.
Sumida en el miedo salió corriendo del edificio y llegó a su casa para descansar. Al día siguiente, cuando llegó de nuevo a la Universidad, pudo ver un gran revuelo y varios coches de policía en la zona. Según le comentó uno de sus compañeros, el conserje había fallecido en el ascensor por un ataque al corazón ya que no había nadie que pudiese ayudarle.
Fue a partir de aquí que dicho ascensor dejó de funcionar, y muchos de los que subían en el ya no han vuelto a pisar la Universidad porque seguían viendo el fantasma del conserje que buscaba su venganza.
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