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sábado, 8 de marzo de 2014

El experimento Ruso del sueño (PARTE 2)

Los otros 3 sobrevivientes, fueron inmovilizados fuertemente y llevados hacia instalaciones médicas. Dos de ellos, con cuerdas vocales intactas, demandaban continuamente más gas para permanecer despiertos.

El más herido de los tres, fue llevado al único cuarto de cirugía que había en las instalaciones. En el proceso de su preparación para colocar nuevamente sus órganos en su lugar, se notó que el sujeto era totalmente inmune a los sedantes. Peleo furiosamente cuando el gas anestésico se le estaba colocando. Se necesitó un poco más de anestesia de la normal para sedarlo, pero al momento que sus ojos se cerraron, su corazón se detuvo. En la autopsia, se encontró que en su sangre, había 3 veces la cantidad normal de oxígeno. También se rompió 9 huesos en la lucha para no ser controlado.





El segundo sobreviviente, era el que primero grito del grupo. Con sus cuerdas vocales destruidas, el no pudo objetar la cirugía, y solo reaccionaba agitando violentamente la cabeza en desacuerdo cuando se le administraba el gas anestésico. Afirmo violentamente con la cabeza cuando alguien sugirió en hacer la cirugía sin anestesia, y no reacciono durante la misma, que duro 6 horas, en la cual se intentó reemplazar sus órganos abdominales y cubrirlo con lo que quedaba de su piel. El cirujano afirmo que era médicamente que el sujeto siguiera con vida. Una enfermera aterrada que ayudo en la cirugía, comento que la boca del paciente formaba una sonrisa cada vez que sus ojos se encontraban.

Cuando la cirugía termino, el sujeto miro al cirujano y empezó a hacer sonidos fuertemente, como tratando de hablar. Asumiendo que esto era de gran importancia, el cirujano le entrego un papel y una pluma, para que el paciente pudiera comunicarse. “Sigue cortando” escribió…

Se le hizo la misma cirugía sin anestesia a los otros dos sujetos. Se les tuvo que inyectar un paralítico, pues ellos reían constantemente, y le era imposible realizar la operación axial al cirujano. Una vez paralizados, solo podían interactuar con sus ojos. En el momento en que pudieron hablar nuevamente, exigieron una vez más el gas estimulante. Los investigadores trataron de averiguar porque se lastimaron de esa forma axial mismos, y porque querían el gas nuevamente.


La única respuesta fue: “Debo permanecer despierto”.


Se reforzaron a los 3 sujetos y los devolvieron al cuarto, para espera de su destino. Los investigadores, enfrentando la furia de sus “benefactores” militares, por haber fallado las metas del proyecto, consideraron dar eutanasia a los prisioneros. El comandante, un ex KGB vio potencial en el proyecto, y en su lugar decidió ver qué pasaría si ponían el gas nuevamente. Los científicos se negaron rotundamente, pero al final, tuvieron que aceptar.

En preparación para ser sellados nuevamente en el cuarto, los prisioneros, fueron conectados a un monitor EEG. Para sorpresa de todos, los tres dejaron de pelear en el momento que se dieron cuenta que los regresarían al gas. En este momento, era obvio que los tres estaban haciendo un gran esfuerzo por mantenerse despiertos. Uno de los prisioneros, estaba murmurando una canción; El sujeto mudo, peleaba con sus ataduras de piel, como si tratara de enfocarse con algo. El ultimo sujeto, mantenía su cabeza en la almohada, y parpadeaba rápidamente. Siendo este, el primero al que se le puso el EEG, la mayoría de los investigadores monitoreaban sus ondas cerebrales con sorpresa. Eran normales la mayor parte del tiempo, algunas veces, aparecía una línea recta de manera inexplicable. Parecía que repetidamente sufrían de muerte cerebral. Mientras analizaban los datos, una enfermera noto que los ojos del sujeto se cerraron. Sus ondas cerebrales cambiaron inmediatamente por las de sueño profundo, luego se pusieron rectas, y de manera simultánea, su corazón se detuvo.

El único sujeto que quedaba que podía hablar comenzó a gritar para que lo encerraran en ese momento. Sus ondas cerebrales mostraba las líneas rectas del sujeto que acababa de morir por quedarse dormido. El comandante dio la orden de sellar el cuarto con los dos prisioneros dentro, junto con 3 de los científicos. Uno de los 3, inmediatamente tomo un arma y abrió fuego contra el comandante, matándolo de un tiro entre los ojos. Después apunto al prisionero mudo, y le voló el cerebro.






Apunto al prisionero que quedaba vivo, mientras que los demás investigadores escaparon del cuarto. “No me encerraran con estas cosas! No contigo!”, le gritaba al prisionero que estaba atado al camastro. “QUE ERES?!” Demando. “Necesito saber”!”

El prisionero sonrío.

“¿Tan fácilmente te has olvidado de mí?”, el prisionero pregunto. “Somos ustedes”. “Somos la locura que está encerrada en todos ustedes, rogando por libertad en cada momento de tu vida, desde lo más profundo de tu mente animal. Somos aquello de lo que te escondes en tu cama todas las noches. Somos lo que duermes y silencias y paralizas cuando te vas a tu cielo nocturno, donde no te podemos alcanzar”.

El investigador hizo una pausa. Apunto al corazón del prisionero y disparo.


El EEG mostró una línea recta mientras el sujeto débilmente murmuro “Casi… tan… libre"


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